Sin dudas para disfrutar el mejor café debemos partir de la selección de los mejores granos, pero eso no es todo...
Hay algo profundamente humano en preparar café. No solo por el sabor, ni por la energía que promete, sino por el ritual que lo envuelve. En cada método hay una historia, una geografía, una forma de entender el tiempo. En La Alacena del Alquimista, creemos que preparar café es una alquimia cotidiana: una danza entre el agua, el calor, la paciencia y el deseo.
Esta serie nace para explorar ese universo. Y como todo viaje, empieza por el mapa.
Tres caminos hacia el café
Aunque existen decenas de variantes, los métodos de preparación se agrupan en tres grandes familias:
Por inmersión: El café molido se mezcla directamente con el agua caliente y se deja reposar durante un tiempo determinado. Es el caso de la prensa francesa o el cold brew. Este método suele dar como resultado una infusión más redonda, con cuerpo, y menos acidez. Ideal para quienes buscan una experiencia suave y envolvente.
Por percolación o goteo: El agua atraviesa el café molido lentamente, extrayendo sus compuestos a medida que cae por gravedad. Aquí entran el V60, la Chemex y otras variantes de filtro. Este método permite controlar variables como el flujo, la temperatura y el grosor de la molienda, dando lugar a cafés más limpios, brillantes y complejos.
Por presión: El agua caliente se fuerza a través del café molido a alta presión, como en la moka o la máquina de espresso. Este método genera bebidas intensas, concentradas, con cuerpo denso y notas profundas. Es el favorito de quienes buscan potencia y carácter.
¿Cuál es el mejor?
No hay una única respuesta. Cada método resalta distintos atributos del café: su dulzura, su acidez, su textura, su aroma. Y cada uno se adapta a distintos momentos, gustos y rituales. Lo importante es entender qué ofrece cada técnica, y cómo podemos hacerla nuestra.
En los próximos capítulos, vamos a sumergirnos en cada uno de estos métodos. Te vamos a contar cómo se usan, qué café elegir, qué errores evitar, y cómo convertir cada preparación en un momento especial.
Porque el café no es solo bebida: es pausa, compañía, inspiración.
Seguí esta serie en el blog y en nuestras redes. El alquimista ya está preparando el próximo capítulo… ¿Te lo vas a perder?