El cold brew es café que se enfría sin perder el alma. No se hierve, no se apura. Se deja reposar en frío, durante horas, como quien deja que el tiempo haga su magia. El resultado: una bebida suave, dulce, con baja acidez y cuerpo sedoso. Ideal para días cálidos, sobremesas frescas o momentos que piden calma.

Este método se basa en la infusión en frío: el café molido se mezcla con agua a temperatura ambiente y se deja reposar entre 12 y 24 horas. La extracción lenta favorece los azúcares naturales y reduce la acidez, dando lugar a un café que se puede tomar solo, con hielo, con leche o incluso como base para cócteles.

Para prepararlo:

  • Café de molienda gruesa.

  • Agua filtrada, fría o a temperatura ambiente.

  • Proporción: 1 parte de café por 8 de agua.

  • Tiempo: mínimo 12 horas en la heladera.

  • Filtrar con tela, papel o malla fina.

El cold brew es el método del paciente, del que planifica el placer, del que transforma la espera en recompensa. Es café que se sirve frío, pero se siente cálido.

¿Y si el mejor café no se apura, sino que se deja estar?

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