El Chemex es café con estética. Diseñado en 1941 por un químico alemán, combina forma y función en una sola pieza: vidrio puro, collar de madera, filtro grueso. Es objeto de museo, pero también de cocina. Y su café, como su diseño, es limpio, claro y armonioso.
Este método destaca por su filtro especial, más grueso que el común, que retiene aceites y sedimentos. El resultado: una taza delicada, con notas florales y acidez brillante. Ideal para cafés de origen único, donde cada matiz merece ser escuchado.
Prepararlo requiere precisión:
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Café de molienda media, tipo arena.
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Agua a 92–94 °C, vertida en espiral.
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Prehumedecer el filtro para evitar sabores a papel.
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Tiempo total: entre 3 y 4 minutos.
El Chemex es el método del diseñador, del contemplativo, del que busca belleza en lo cotidiano. No solo prepara café: lo presenta. Y convierte el ritual en ceremonia.
¿Qué cambia cuando el café también es arte?
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